viernes, 11 de enero de 2008

Por el gusto de matar - Prólogo




El jinete coronó la suave colina consciente de que el final del viaje estaba cerca. Justo allí abajo, en la suave hondonada junto al pobre cauce seco del Glenn River se juntaban un puñado de edificaciones de madera alineadas torpemente a lo largo de la única calle de la ciudad. Había llegado por fin a Mainimeil Town.



Tiró suavemente de la cincha de su fiel compañero Babiec y en el bolsillo de su camisa encontró la carterilla de tabaco. Liar un cigarrillo montado a caballo era una rutina diaria y que le servía, casi siempre, para ganar cierta perspectiva sobre lo que estaba a punto de hacer. Cuando tuvo el petardo en su boca necesitó la dura barba de un inexistente contrincante para hacer restallar la cerilla y de paso dejarle ver de cerca sus inescrutables ojos grises . Tuvo que conformarse con frotarla en el callo que Babiec ganó en su cuello durante aquella refriega de Topeka. La rozadura de una bala estuvo a punto de disolver aquella sociedad constituida cuando aún era un potro salvaje en las interminables llanuras de Colorado.



El alazán hizo ademán de quejarse, aunque sabía que el escozor sería muy pasajero y no tenía muchos más motivos para manifestarse en aquel momento. La figura del fumador pasivo aún estaba muy en pañales, y las asociaciones por los derechos animales sólo se ocupaban de los gatos de cuatro damas aburridas de Chicago y los de otras cuatro solteronas de Nueva Inglaterra. Aún así ...





- Deja de fumar, que te vas a quedar chico.

- Calla, Babiec, estoy intentando ganar perspectiva y me distraes.

- Claro, yo te distraigo, el señorito se distrae si le habla su caballo, pero meterse esa mierda de picadura no le distrae al señorito.

- Tenía que haber cazado a tu hermana, aquella yegua pinta parecía más calladita y discreta. Menudo plasta.

- Y dale, siempre sacando a mi hermana a relucir. A saber quién se estará montando a esa guarra. Cualquiera, que a esa le valía cualquiera.
- Anda, tira pal pueblo, que se me acaba el pitillo.

Rezongando, malhumorado, Babiec retomó su elegante y brillante trote que les llevaría en pocos minutos a la entrada del pueblo.



La primera casa, la funeraria de Brad Stoker, le recibió con el quejumbroso balanceo del viejo cartel de madera “Dentista, Barbero, Enterrador Brad Stoker”. El jinete supo que tarde o temprano sería cliente del viejo Brad, una muela llevaba semanas haciéndole masticar por el mismo lado de la boca.



Brad, dejó de untar jabón en la cara del alcalde Tierney asomándose al oir el golpeteo de los cascos del caballo.



- Trabajo, Alcalde

- ¿Para tí o para mí?

- Para los dos, amigo Henry, para los dos. ¿No sabes quién es?.

- No he visto más que el sombrero y la grupa de su caballo.

- Lleva su nombre escrito en la frente, es Lanky Fellow, el Larguirucho.
- ¿Tienes ataúdes terminados?. Hay bastante madera en mi aserradero.

(Continuará ...)




GUÍA DE PERSONAJES, POR ORDEN DE APARICIÓN

(Esta guía se actualizará en cada episodio, así no nos perdemos )

Lanky Fellow: El Larguirucho, jinete intrigante y desconocido por todos los lectores, y aunque quede la incógnita de su profesión, sí que deberéis saber que es “el mushashillo”, así que las balas no le harán más que rozaduras y si hay pelea se recuperará pese a parecer medio muerto para inflar a hostias al contrario. También debéis saber que como en todas las novelas el protagonista lleva impreso el carácter del autor. En este caso también incorporará algunos episodios autobiográficos. Así, si en algún momento salva al mundo, o elimina a doce enemigos armados hasta los dientes tan sólo con sus manos, o en una noche satisface sexualmente a todas las coristas del Saloon y a la dueña, y a la hija de la dueña, puede que esas cosas le hayan pasado en realidad al novelista.

Babiec: Caballo de Lanky Fellow, de gran sensibilidad y cultura, guarda un enorme cariño hacia su dueño y se siente a veces injustamente minusvalorado. “ Sólo soy para él su caballo” repite desconsoladamente esas noches que le toca pasar al sereno junto a la habitación de cualquier damita conquistada por nuestro héroe. Muchas veces pensó en dejarlo todo y dedicarse a la poesía, para la que piensa está extraordinariamente dotado. Carecemos de datos objetivos para valorar esto, pues nunca nos dejó leer sus cascoescritos.


Blanquita: Yegua joven, hermana de Babiec que tuvo la mala fortuna de no ser cazada en las extensas llanuras de Colorado. Ahora tiene un espectáculo erótico a las afueras de Denver, en el que se deja montar por varios de sus compañeros. Los sábados también deja que suba alguno del público a montarla.


Brad Stoker: Encargado de la limpieza en el pueblo. De la bucal, facial y también de los escasos cadáveres que produce un villorrio de 200 habitantes. Como marca la tradición es alto, delgado, de tez blanca y larga toga negra. Y borrachín, claro.

Henry Tierney: Alcalde, empresario maderero, operador urbanístico y juez de paz del pueblecito. No morirá en esta novela, ya que también es, por definición, cobarde y asustadizo. En cuanto haya movida desaparecerá discretamente.

No hay comentarios: