lunes, 20 de noviembre de 2006

Muñoz Grandes, esquina General Ricardos (II)

Justo cuando mi madre ponía en la mesa el plato de natillas Andy Cole mandó al cielo un balón que sólo tenía que empujar. Bien, bien, buen presagio. Las natillas y el punterazo de Cole eran excelente presagio. Este día prometía ser importante en mi vida. Tanto como aquel fin de semana en Granada o la semana, la eternidad, en casa de Eric. Todo se desarrollaba de forma favorable. Mucho mejor de lo esperado. Aunque había cosas que nunca cambiaban.



-Hijo, puedes prestarme un minuto de atención. Tengo que ir al ambulatorio, y quiero hablar antes contigo.

-De verdad, de verdad, que eres insoportable. ¡¡Te quieres quitar del medio de una puñetera vez!!. ¡¡Que estoy viendo el fútbol!!

-Hijo, por favor, atiende a tu padre.

-Tú traeme el pacharán y plánchame mi camisa de las grandes ocasiones. Voy a salir.



Los viejos se retiraron y comenzaron a cuchichear. Yo sabía que pronto llamarían a mi hermana y ésta empezaría a darme el coñazo hasta aburrir. Voy a apagar el móvil. Total, estoy de vacaciones y sólo me llama Iñaki cuando está super deprimido. ¡¡Para aguantar tostones que estoy yo, vamos!!. Precisamente hoy, a un par de horas de encontrarme en Muñoz Grandes esquina General Ricardos.



-¡¡GOOOOOL!! Joder, ¡¡Qué golazo!! ¡¡Y quedan 15 minutos!!. Hoy se van calentitos para casa. ¡¡Mamá, otro pacharán!!. Qué coño, un día es un día. ¡¡Mamaaaaaaaa!!



Ya tengo ganas de que el arbitro pite el final del encuentro y colocar el resultado en el blog. Tengo ganas de darle una alegría a toda la peña, especialmente al hincha de los United y su cohorte de admiradores. Jajajaja. Hoy va a ser un gran día. Hasta no me importa casi parafrasear al progre caduco del Serrat.



LIVERPOOL 2 – MANCHESTER UD. 0



Excelente partido de los rojillos, que han controlado el tempo del encuentro en todo momento. Sólo Andy Cole, muy desasistido, ha conseguido inquietar en algún momento al español Reina. La falta de puntería del delantero del Manchester se ha sumado a la tragedia de recibir dos goles, golazos, en momentos trascendentales del encuentro. El árbitro bien, como la mayoría de los de la Premier League, permitiendo el juego fuerte, viril, que sólo ha cortado en contadas ocasiones. Aunque sin romper por ello el ritmo del partido. Un encuentro, en síntesis, interesante y movido al que sólo le ha faltado alguna alternativa en el marcador para poder calificarlo como típico y vibrante partido entre equipos ingleses de calidad.



Pues ya está. No les digo nada, ya llevan bastante con la paliza que les hemos dado esta tarde. Alguna vez he pensado que debería ser menos sincero, menos directo, creo que utilizando el sarcasmo y la ironía puedo hacer más daño que mandando a la gente a que la migra les apalee. Pero también sé que eso me vale para el internet, y siempre que controle mis ansias de entrar a todos los trapos. Si me tranquilizo, si pienso, puedo decir mejores cosas. Estoy seguro.



Mi correo está vacío. Claro que lo leí hace tan sólo tres cuartos de hora. Tengo que ponerme con el mensaje en francés. Pero ahora no, un exceso de euforia puede hacerme encarar mi cita con un espíritu distinto al que necesito. Esta noche, cuando todo haya pasado.



Las cinco de la tarde. Y no me voy a echar la siesta. Sería una pena despertarme dentro de hora y media, cortarme el sueño. Me quedaré navegando un rato. Intentaré despejarme. No sé si releer los mensajes para estar más preparado. No, mejor no. Ni buscar gráficos, ni chistes ni releer el blog. Nada de eso. Voy a intentar poner un poco de distancia. Encendí un pitillo y coloqué a los Credence a sonar.



-Amenofis, hijo, ¿qué pantalón te preparo?

-Da igual, mamá. Lo importante es mi camisa.


Continuará ...

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