martes, 24 de octubre de 2006

Vanidad (II)

Hace casi un mes decidí dejar de escribir en esta mierda que es mipasado. Desde entonces, tan sólo algunos amigos y algunos "enemigos" han recibido mi visita en sus blogs. Y he seguido publicando cosas en uno de mis verdaderos sitios http://gerardo-galan.blogspot.com . Dije que me iba y lo hice. También dije que era más chulo que un ocho. Así que vuelvo, sólo por hoy, y porque me da la gana. Ah, que conste que he entrecomillado "enemigos".

Como habéis visto, este preámbulo sirve para reafirmar aquello que publiqué titulado "Vanidad". Soy vanidoso, más chulo que un ocho, como demuestro cada vez que tengo la mínima ocasión.

En esta ocasión vuelvo para hablar de ella, y quizá, una chispita, de mí mismo, no podré evitarlo. Esa mujer que me pidió un texto dedicado. Otra vez vuelve a pedírmelo "con quién crees que estás hablando. Soy egocéntrica y quiero que hablen de mí aunque sea mal".

De acuerdo, centro del mundo, contaré la verdad. Tú lo has querido. No vengas a quejarte después. Pongo a Grateful Dead a sonar y allá voy.

Eres caprichosa, hasta el punto de no saberse en cada momento si vas o vienes. Eres nerviosa, indecisa, exhibicionista. Eres una niña pequeña con edad más que suficiente para haber crecido. Eres impertinente, antipática, borde y cortante. Eres capaz de demostrar que no sabes nada de cosas que deberías saber, y no te ruborizas por ello. Eres una mujer difícil, eres dependiente del tabaco y de no sé cuantas cosas más.

Eres todo eso y no sé cual es la impresión que causas en los demás. Afortunadamente siempre te he disfrutado a solas. Y sé cual es el efecto de tu veneno en mí.

Eres caprichosa y me pides que aparezca a tu lado. Bendito capricho. Eres nerviosa y tus movimientos de un lado para otro hacen que mis ojos te sigan como la cobra a la flauta. Eres indecisa y tus no son siempre promesa de un posible y esperado sí. Eres exhibicionista y te muestras poco a poco, pausa, paso, pausa. Mil horas podría esperar hasta la siguiente visión.

Eres una niña pequeña y una enorme mujer. Ganas de cogerte en brazos, acunarte hasta dormir y despertarte para hacerte el amor. Preparar la papilla y beber vino antes de acariciarte dulcemente, paternalmente, lascivamente. Dormir junto a la cuna o en ese sofá tan envidiado.

Eres impertinente, insolente, te ríes de mí, me insultas. Y cuando me dices tonto siempre añades, antes o después, guapo. A mí sí que me gusta cuando dices eso, tonta, que eres tonta. Guapa, tonta. Castígame, dime esas verdades que sé que me merezco, putéame. Grítame. Dime tonto y luego guapo. Tonta, que eres tonta.

Eres puro talento bruto, que surge casi de la nada. Que escupe palabras llenas de sentido, plenas de un orden natural. Carentes del artificio de los falsos poetas. Tú sí que sabes, y no los listos que andamos a tu alrededor.

Eres una mujer difícil, dependiente del tabaco. Esa es la gran puerta a la esperanza. Soy fácil y casi igual de dañino y pernicioso para la salud que tu droga preferida.

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