viernes, 29 de septiembre de 2006

Que Dios me perdone

¿Sabéis qué significa llamar por el móvil? Una llamada de móvil es el deseo en una punta del mundo. Mandar una señal al espacio exterior, esperar que una vez allí rebote y baje a la tierra otra vez, hasta buscar y encontrar otra punta del mundo, esa que tú quieres oir. Aunque estés llamando de una habitación a otra, el camino recorrido por tu deseo será el mismo. Viaje al espacio exterior ida y vuelta. Mucho más allá del quinto coño.

Anoche la llamé y le dije que no podía más. Que la necesitaba. Le pedí perdón, por mostrarme tan necesitado. Por decirle que no me la podía quitar de la cabeza, que necesitaba verla, oirla sin la estratosfera entre los dos.Me dijo, esta mañana te metiste dentro de mí y has pasado ahí todo el día. Joder, tú estás siempre dando vueltas dentro mía. Que dios me perdone, pero necesito verte. Sí, lo han oído bien, le pedí perdón a dios, a su dios, por querer estar con ella. Y lo peor es que me salió de dentro. A mí, el anticlerical, el ateo, el apóstata le surgió de lo más profundo la necesidad de que su dios me perdonase por querer abrazarla y hacerle el amor.

Porque ahora sé que estoy equivocado. Siempre negando la existencia de dios y resulta que sí, que existe. Lo que pasa es que siempre he estado lejos de él. Pero el jodido cabrón existe y es el que no me deja tocarle esa piel de terciopelo, perderme en sus ojos negros, hablarle al oido mientras la penetro. Puto cabrón de mierda, te odio. Pero te pido perdón, perdóname joder, necesito verla.

Esta noche pasearé junto a ella, me lo ha prometido. Y deberé no tocarla, no abrazarla, no rozarla siquiera. Pero hablaremos sin un universo entre los dos. Aunque no sé si será suficiente.

No hay comentarios: